Es bien sabido que un equipo con dos outs lucharía con uñas y dientes en cada uno de sus últimos turnos al bate contra el lanzador contrario en una serie de playoffs.
El domingo, los Padres parecían preparados para remontar contra los Filis en la parte alta de la novena entrada en el Juego 5. Con un out y el marcador 4-3, tenían corredores en primera y segunda y sin outs. El guardabosques Suárez, que normalmente lanza en la rotación de abridores, acababa de ingresar al juego.
Todo apuntaba a que Trent Grisham intentaría ponerle las cosas difíciles a Filadelfia. Para evitar salirse al principio, Grisham tocó una de las líneas. En cambio, navegó más allá del plato del lanzador. Para registrar el segundo out de la entrada, Suárez se abalanzó sobre él y eliminó a Grisham en primera.
Se regaló una opción valiosa, que tenía Grisham. Inmediatamente después de eso, Austin Nola voló al jardín derecho, sellando el lugar de los Filis en la Serie Mundial.
El toque en sí no fue terrible, pero intentarlo bajo esas circunstancias y con esas apuestas fue, por decirlo suavemente, desconcertante.
Fue un "híbrido" entre un toque de golpe y un toque de sacrificio, dijo el manager Bob Melvin después del juego. Melvin le dijo a AJ Cassavell de MLB.com que el primera base de los Phillies había estado jugando detrás del balón y que los Padres vieron una oportunidad.
Es aún más desconcertante porque Grisham ha mostrado poder en la postemporada.
La serie estuvo considerablemente más reñida de lo que indica el marcador final de 4-1, dejando a los Padres con muchas preguntas por responder. Hubo una competencia reñida en todos los juegos, pero el bateo decisivo de los Filis los ayudó a llegar a la cima.
Ya sea que el mánager Bob Melvin sugiriera que Grisham dejara el toque o que a Grisham se le ocurriera la idea por su cuenta, la posibilidad de que Grisham fuera expulsado era demasiado grande. Para ofrecer como sacrificio, funcionó perfectamente. Pero en ese momento del juego, los Padres tenían demasiada cuerda para soltar.