La canción que da título al último álbum del cantautor radicado en Carolina del Norte sigue su propia lógica de trance.
Entrar en el dominio musical de Rosali es similar a estar bajo anestesia: primero se desorienta, luego la mente cae en una feliz indiferencia. "Bite Down", el sencillo principal de su cuarto álbum, no es una excepción. Mientras nos fundimos en su fascinante abrazo, la guitarra eléctrica de James Schroeder reverbera en la distancia, mientras que la percusión de Kevin Donahue nos mantiene con los pies en la tierra. Ted Bois, el pianista de Destroyer, entra con una melodía inusual, respaldada por el suave grito del violonchelo de Megan Siebe. Sólo entonces aparece la cantautora, su voz como un faro desarmante en la oscuridad.
"Parece que no puedo llegar a tierra", canta Rosali. ¿Anhela la salvación o disfruta del abismo? "Todo tiene un precio/¿Cuánto vale para ti?" pregunta, antes de desvanecerse. Pero, como un alma resucitada, ella reaparece, jadeando por aire, esforzándose por moverse sobre ondas de sintetizadores que se hinchan suavemente y que evocan "Lost in Space" de Aimee Mann, pero con una vibra más dulce. "¿Cuánto vale para ti?" Pregunta Rosalí. La pregunta permanece en el aire mucho después de que ella se haya ido, esta vez de forma permanente, dejándonos con más preguntas que respuestas. Sabe que no debe cerrar la puerta a la contemplación.