Una serie de terremotos de gran potencia azotaron el centro de Estados Unidos a principios del siglo XIX y provocaron una de las visiones más extraordinarias y experiencias increíbles de la época, que sacudió la imaginación y la sensibilidad de los primeros colonos americanos. Uno de los ríos más grandes de Norteamérica, el río Misisipi, hizo lo que ningún río debería hacer: cambió temporalmente de dirección y se movió en la dirección opuesta. Un acontecimiento histórico y geológico como éste realmente cautivó a la opinión pública de entonces y sigue siendo de interés hoy en día. Se trata de acontecimientos que sucedieron dentro de la Zona Sísmica de Nueva Madrid, un gran sistema de fallas, aunque no muy conocido, que se extiende a lo largo de seis estados, desde Illinois hasta Arkansas.
El improbable epicentro de los terremotos
Cuando pensamos en los terremotos que azotan Estados Unidos, normalmente lo primero que nos viene a la mente es la falla de San Andrés de California. La Zona Sísmica de Nueva Madrid está situada en el centro del país y tiene un historial de actividad sísmica tan activo como cualquiera de las fallas más conocidas. Durante el invierno de 1811-1812, este sistema de fallas desencadenó una serie de terremotos masivos, cuya magnitud se estimó entre 7,2 y 8,2. Los terremotos fueron tan violentos que se sintieron en lugares tan lejanos como Boston, que se encuentra a más de mil millas del epicentro.
El río corre en sentido inverso
Uno de los fenómenos más notables asociados con estos terremotos fue que el río Mississippi comenzó a fluir en sentido inverso temporalmente. Mientras se producían los temblores, el río parecía correr contra la gravedad, fluyendo río arriba durante varias horas. Este fenómeno extraño, llamado seiche sísmico, ocurre cuando los cambios tectónicos son tan violentos que llegan a agitar el agua de la misma manera que lo harías si sacudieras de repente una bañera llena. Estas ondas sísmicas tenían la potencia suficiente para crear cascadas temporales, cambiar el curso del río e incluso tragarse islas enteras.
Sistema de fallas ocultas
La zona sísmica de New Madrid es una densa red de fallas enterradas bajo miles de pies de sedimento; por lo tanto, se vuelve muy difícil estudiarla y aprender mucho sobre ella. A diferencia de muchas otras áreas propensas a terremotos, donde las fallas sísmicas pueden incluso ser visibles en la superficie, estas están ocultas, por lo que las cosas son bastante complejas en términos de predecir futuros eventos sísmicos. Se encuentra cerca del centro de la placa tectónica de América del Norte, lo que aumenta la velocidad de las ondas sísmicas y las difracta a grandes distancias. Este entorno único ha contribuido a que haya amplias áreas sentidas para los temblores de 1811-1812.
Potencial de terremotos futuros
Si bien los últimos temblores significativos dentro de la zona sísmica de Nueva Madrid ocurrieron hace más de doscientos años, todavía es sísmicamente activa en la actualidad. Los científicos han observado miles de terremotos más pequeños en las últimas décadas, lo que ha servido como aviso de que el sistema de fallas sigue siendo bastante capaz de comportarse. El centro de los Estados Unidos está densamente poblado y abunda en infraestructura crítica en la actualidad; otro terremoto futuro significativo no puede darse el lujo de tomarse a la ligera. Si bien California está trabajando en la modernización de muchos de sus puentes y edificios, gran parte de su infraestructura no está diseñada para soportar un temblor tan violento y podría dañarse catastróficamente en un gran terremoto.
Preparándose para el próximo gran terremoto
Aunque es difícil predecir cuándo y dónde ocurrirá el próximo gran terremoto, los trabajos de preparación están en proceso. Las comunidades alrededor de New Madrid han estado haciendo cumplir los códigos de construcción, reforzando las estructuras cruciales y estableciendo planes de respuesta a emergencias. Las campañas de educación pública también se encargan de que los ciudadanos estén informados sobre cómo actuar cuando se produce un terremoto.
Los científicos siguen investigando la zona sísmica de New Madrid con la ayuda de tecnologías avanzadas como datos satelitales y modelos informáticos. Dado que no podemos evitar que ocurran terremotos, esto nos dará una ventaja para mitigar los riesgos al determinar el comportamiento de las fallas de New Madrid y prepararnos con anticipación para los eventos sísmicos, lo que hará que sea más fácil hacer frente a las consecuencias.
La historia de los terremotos de New Madrid es ese momento de enseñanza que nos pone al nivel de los ojos con la naturaleza dinámica de la Tierra y las fuerzas ocultas a nuestros pies. Cuanto más sigamos estudiando este misterioso sistema de fallas, más profundo será nuestro aprecio por las complejidades de nuestro planeta y la preparación para enfrentar los desastres naturales.
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