¿Por qué falló Windows Phone?




 El ascenso y la caída de Windows Phone: lecciones de cómo un gigante tecnológico se equivocó En 2006, sólo un año antes de que el iPhone cambiara realmente la forma en que la gente piensa sobre los teléfonos inteligentes, Microsoft estaba en la cima de su éxito con la plataforma Windows Mobile. Con el mundo de la tecnología listo para una batalla épica entre el gigante titular y el nuevo rival de Apple, pocos adivinaron cuán grandes serían los errores que eventualmente allanarían el camino para la caída de Windows Phone. El artículo describe algunas de las razones importantes detrás de los desmantelamientos de lo que alguna vez fue una empresa móvil muy prometedora en Microsoft y las lecciones aprendidas de ello.


El error inicial: subestimar el iPhone

Cuando Steve Jobs presentó el iPhone en 2007, revolucionó una industria con un producto que literalmente prescindía de la hoja de especificaciones tradicional a favor de la experiencia del usuario. El entonces director ejecutivo de Microsoft, Steve Balmer, se rió del asunto en ese momento, citando la falta de un teclado físico y el precio bastante alto. Pensó que los usuarios empresariales acostumbrados a escribir en sus dispositivos Windows Mobile no querrían una pantalla táctil para el iPhone.


Éste fue sólo el primero de una serie de errores críticos. Como el iPhone demostraría más adelante, con su énfasis en el diseño de interfaz fácil de usar y sin fisuras, la gente estaba dispuesta a pagar por una mejor experiencia. Fue el comienzo de la revolución de la pantalla táctil, y Microsoft, que todavía se aferraba a su modelo arcaico, se quedó atrás.


La revolución de los teléfonos inteligentes con pantalla táctil y la oportunidad perdida

Cuando el iPhone entró en los mercados masivos, Google aprovechó esta oportunidad para desarrollar Android, un sistema operativo móvil de código abierto diseñado para su uso en dispositivos con pantalla táctil. La flexibilidad de Android y el apoyo de muchos fabricantes le ayudaron a hacerse rápidamente con varias cuotas de mercado. Al mismo tiempo, Microsoft siguió trabajando en teléfonos orientados a las empresas con un teclado físico. Se perdió el cambio de la demanda de los consumidores hacia las pantallas táctiles.


Cuando Microsoft se dio cuenta de que necesitaba una interfaz de usuario sensible al tacto, Apple y Android ya habían ocupado su lugar. La respuesta tardía significó que Microsoft estaba tratando de ponerse al día.


Windows Phone 7: un nuevo comienzo con una ejecución defectuosa

En 2010, Microsoft presentó Windows Phone 7, un sistema operativo móvil reescrito y diseñado para competir con iOS y Android. La nueva plataforma presentaba una distintiva interfaz Metro y tendía a un diseño limpio y de fácil navegación. Aunque tuvo una buena acogida, algunos problemas críticos impidieron que el producto fuera un éxito.


Windows Phone 7 eliminó bastantes funciones orientadas a las empresas a las que estaban acostumbrados los antiguos usuarios de Windows Mobile. Además, carecía seriamente de aplicaciones: en el lanzamiento, solo había unas 2.000 frente a cientos de miles en iOS y Android. Todo el proceso de encontrar aplicaciones populares para los usuarios era bastante difícil, por lo que las tasas de retorno eran altas y la confianza del consumidor baja.


La asociación con Nokia: un último esfuerzo

En busca de recuperar el terreno perdido, en 2011, Microsoft firmó una asociación por la que Windows Phone se convirtió en el sistema operativo principal para los teléfonos inteligentes de Nokia. De esa asociación nació la serie Lumia, que había comenzado muy bien con los excelentes Lumia 800 y 900. A pesar de sus elogios de la crítica por su diseño y funcionalidad, los dispositivos Lumia todavía no podían encontrar mucho espacio en un mercado ya dominado por iOS y Android.


Otra gran desventaja fue el momento del lanzamiento de Lumia. La mayoría de los consumidores, en 2011, estaban atrapados en sus ecosistemas favoritos, y penetrar en un mercado así no era nada fácil para ningún nuevo competidor. No entrar en el mercado estadounidense con el Lumia 800 limitó aún más su alcance.


Consecuencias y lecciones aprendidas

Cuando Microsoft iba a lanzar Windows Phone 7, el mercado de los teléfonos inteligentes ya había madurado. Con la tecnología móvil experimentando saltos increíbles desde finales de la década de 2000 hasta principios de la de 2010, hay mucho que Microsoft tenía que recuperar. Sus esfuerzos considerados bastante loables incluyen la creación de una división de hardware y asociaciones estratégicas, pero no pudo recuperarse en este mercado.


La historia de Windows Phone es una lección que deben aprender todas las empresas tecnológicas: mantenerse siempre al día con la innovación y ser muy cautelosas con los cambios del mercado. En particular, Microsoft no logró concretar la promesa de la pantalla táctil y el valor que aportaba la experiencia del usuario, por lo que perdió terreno en el ámbito de los dispositivos móviles.


Como se refleja en el caso de la caída de Windows Phone, la adaptabilidad y la capacidad de mirar hacia el futuro son algunas de las características más importantes de las tecnologías modernas y extremadamente dinámicas. El auge del iPhone y Android demostró que los consumidores buscan más comodidad, experiencia e innovación que las características convencionales del dispositivo. Si una empresa quiere tener éxito en este entorno tecnológico en constante cambio, tiene que ser ágil, receptiva y responder a los cambios en las preferencias de los consumidores.


En última instancia, esa es la lección de la saga de Windows Phone: incluso Los gigantes más grandes y consolidados pueden tropezar si no cambian. En un mundo de tecnología cambiante, mantenerse a la vanguardia de las tendencias y comprender las necesidades de los consumidores será la clave para un éxito duradero.

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