El reciente arresto y procesamiento del productor musical Michael Smith, acusado de dirigir un esquema de fraude multimillonario de streaming utilizando música generada por IA, plantea varias conexiones alarmantes en la industria musical.
En la acusación federal, Smith está acusado de conspirar con el director ejecutivo de una empresa de música con IA anónima, "CC-3", para crear cientos de miles de canciones generadas por IA que luego se transmitieron de manera fraudulenta miles de millones de veces. Según los informes, este esquema generó más de $10 millones en regalías ilegítimas.
Aunque la acusación no identifica a la empresa de música con IA, aquí hay algunos detalles interesantes:
Según se informa, esa colaboración comenzó ya en 2018, con Smith colaborando con el director ejecutivo de la empresa de IA y un promotor musical. En febrero de 2019, las partes firmaron un "Acuerdo Maestro de Servicios" que contemplaba que la empresa de IA se llevaría $2,000 al mes, o el 15% de los ingresos de streaming de Smith, la cantidad que fuera mayor.
Se afirma que Smith recibió cientos de miles de canciones generadas por IA en virtud de ese acuerdo.
Este caso pone de relieve varios elementos inquietantes en la relación entre la IA y la industria musical, entre los que se encuentran los siguientes: Escala de generación de música con IA: la cantidad de canciones, que asciende a cientos de miles, es indicativa de escalas nunca antes vistas en las que la IA puede generar contenido. Es esta capacidad de producción de gran volumen lo que hace que la IA sea un conducto atractivo para cualquier posible esquema de fraude en streaming. Uso de empresas de IA
Lo que le da gravedad a la situación es que una empresa de música con IA está implicada como participante activo -un co-conspirador, por así decirlo- en lugar de simplemente una herramienta pasiva o un instrumento en la comisión del delito. Eso plantea algunas cuestiones éticas serias con respecto a la función y las responsabilidades de las plataformas de música con IA.
Desafíos de detección
Este caso viene a enfatizar cómo los streamers y distribuidores siguen experimentando dificultades cuando intentan detectar y prevenir esquemas de fraude sofisticados, especialmente aquellos que involucran contenido generado por IA. El hecho de que no se haya revelado la identidad de la empresa de inteligencia artificial ni de su director ejecutivo añadirá más curiosidad a la investigación que se está llevando a cabo sobre las plataformas de música con inteligencia artificial y su posible participación en el fraude de streaming. Esto también exige mecanismos de detección de fraude más sólidos y regulaciones claras con respecto a la música generada por inteligencia artificial dentro del ecosistema de streaming.