Live Nation, una de las principales promotoras de eventos y propietarias de recintos, junto con su división de venta de entradas, Ticketmaster, se encuentra actualmente envuelta en una disputa legal con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DoJ) por sus operaciones comerciales. La demanda, presentada por el DoJ en mayo, acusa a la empresa de comportamiento monopolístico y otras prácticas anticompetitivas que limitan la innovación e inflan los precios de las entradas en el sector del entretenimiento en vivo.
El DoJ ha centrado la mayor parte de sus esfuerzos en Ticketmaster, alegando que obliga a los amantes de la música de los Estados Unidos a utilizar tecnología anticuada y a pagar precios de entradas más altos que en otras partes del mundo. Si el DoJ tiene éxito, significaría que Live Nation podría verse obligada a desinvertir en Ticketmaster. Por su parte, Live Nation ha respondido diciendo que no fija los precios de las entradas; el costo de las entradas lo determinan los propios artistas y equipos deportivos. La empresa afirma que la demanda pasa por alto factores como el aumento de los costos de producción, la popularidad de los artistas y la reventa en línea que hacen subir los precios, así como los cargos por servicio relativamente bajos de Ticketmaster.
En la reciente conferencia Goldman Sachs Communacopia + Technology Conference, Michael Rapino, director ejecutivo de Live Nation, abordó estas preocupaciones y atribuyó el dominio de Ticketmaster a su plataforma superior. Según Rapino, desde que Live Nation adquirió Ticketmaster hace 14 años, el enfoque se ha centrado en desarrollar un sistema que ofrezca datos y herramientas valiosos a los recintos, los artistas y los equipos deportivos. Esta plataforma abierta proporciona información basada en datos y se integra perfectamente con las operaciones de los clientes, de forma similar a las soluciones empresariales de Microsoft o Salesforce.
Rapino argumentó que la ventaja tecnológica de Ticketmaster no es la causa sino la cura, y que los sistemas de venta de entradas fuera de Norteamérica (incluidos los de Europa y Asia) son mucho más arcaicos, lo que hace que la expansión global sea una de las mayores oportunidades de la empresa.
Reconociendo que para muchos consumidores, los precios dinámicos y la escasez de entradas han convertido la situación en un ejercicio frustrante, Rapino dijo que el aumento de la demanda de eventos en vivo revela que la oferta de entradas es limitada, lo que deja a millones de personas decepcionadas. Sin embargo, la percepción del público es bastante diferente, ya que Rapino afirma que, con el tiempo, el sistema de venta de entradas se ha convertido en un negocio global basado en datos que sirve a los artistas, que cada vez más realizan giras como si fueran minicorporaciones con datos para planificar y fijar el precio de sus giras.
Además, Rapino destacó el enfoque de Live Nation en la construcción de nuevos recintos, especialmente fuera de los EE. UU., donde falta infraestructura para conciertos. Al poseer recintos, la empresa ve un mayor retorno de la inversión en comparación con el arrendamiento, y se dirigen a mercados desatendidos en todo el mundo. También predijo que 2025 será un año histórico para los conciertos en estadios, superando a las grandes giras de 2023.